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Vivir en comunidad, ser un buen vecino y disfrutar de una convivencia tranquila no siempre es una tarea fácil. A veces, surgen conflictos vecinales que ponen a prueba nuestras habilidades sociales y, en muchas ocasiones, también nuestra paciencia.

Las problemáticas vecinales son algo recurrente en las comunidades de vecinos, siendo las más habituales en las reuniones de comunidad los relativos a:

  • propietarios que no pagan la cuota
  • vecinos ruidosos y molestos
  • uso inapropiado de las zonas comunes
  • vecinos que no aprueban la gestión del Presidente o del Administrador
  • molestias derivadas de la realización de obras y reformas

Cinco claves para ser un buen vecino

Evitemos entrar en conflicto con nuestros convecinos. Seguro que todos tenemos una clara idea de aquellas cuestiones que debemos respetar para ser un buen vecino, pero mantener la tranquilidad en la convivencia comunitaria es algo que debe trabajarse de forma continuada.

Los propietarios vienen y van. Cuando una vivienda o local pasa a manos de una entidad bancaria, o en general de cualquier persona jurídica, el contacto personal se vuelve más complejo. Más frecuente y difícil puede ser, incluso, tratar con los inquilinos, los cuales no asisten a las reuniones, ni suelen involucrarse demasiado en la vida comunitaria.

1.- Abonar las cuotas vecinales

El buen vecino colabora al sostenimiento de los gastos comunes en los términos que legalmente le corresponda, aunque nos parezca algo obvio. Lamentablemente, muchos esforzados pagadores se ven obligados a suplir la falta de pago de sus convecinos por el bien de la comunidad.

2.- Respeto de las zonas comunes

Las zonas comunes de nuestra comunidad quizá no estén pensadas para dejar aparcado el carrito del niño, el de la compra o la bicicleta que en casa no me cabe. Puede que tampoco sean apropiadas como lugar de esparcimiento de pequeños, adolescentes o de mascotas; lo que me lleva a recordar que un buen vecino retira cualquier suciedad que haya podido causar (mascotas, basura, etc…), en lugar de esperar a que lo encuentre la empresa de limpieza tres días después.

3.- No provocar ruidos excesivos o inoportunos

La cantidad de jurisprudencia existente sobre juicios entre vecinos y comunidades por cuestión de ruidos es incontable, en cuanto que suele ser el motivo más frecuentes de las discusiones entre vecinos: reproductores de música, instrumentos musicales, fiestas, mascotas ruidosas,…. Lo mayoritariamente aceptado en las vecindades suele ser respetar las horas de descanso, tanto en el hueco del mediodía como por la noche.

4.- Atender a las normas comunitarias o, en su defecto, al sentido común en la realización de obras o reformas

Muchos conflictos vecinales surgen porque las obras o reformas suelen alargarse. Resultan molestas porque los accesos, zonas de paso y ascensores se ocupan con materiales, polvo y herramientas que alteran nuestro día a día. Por si fuera poco, en las grandes comunidades, puede darse el caso de que coincidan varias viviendas reformando a la vez, multiplicándose exponencialmente las molestias.

Hemos de respetar los horarios o periodos establecidos para la realización de reformas y en todo caso procurar no acaparar espacios y elementos comunes.

5.- Defensa asertiva de nuestros intereses y opiniones

Como si se tratase de un capítulo de Aquí no hay quien viva, algunas personas llevan al extremo su disconformidad con las labores de su Presidente o del Administrador. Nuestra comunicación con nuestros semejantes debe ser asertiva, o sea, firme, pero sin ser agresiva. Si conseguimos ponernos en el lugar de los demás y hacemos que los demás sean capaces de ponerse en el nuestro, alcanzaremos un mejor entendimiento.

Qué dice la legislación al hilo de los conflictos vecinales

La Ley de Propiedad Horizontal establece que, para solucionar cuestiones como el uso de zonas comunes es necesario que exista acuerdo por unanimidad de los propietarios.

En general, son los Estatutos de la comunidad los que deberán recoger cómo actuar en la gran mayoría de estos problemas vecinales. Además, es una manera de que los futuros propietarios puedan conocer las cuestiones previamente acordadas en las Juntas de vecinos y no alegar desconocimiento. Para los casos de impagos, también existen mecanismos pero son casos más complejos.

No todas las comunidades de vecinos son exactamente iguales. Cuanto más grandes, más complicado resulta llegar a acuerdos, pero el buen vecino es aquel que aporta buena disposición y saber defender sus intereses desde el respeto de los intereses de su vecino.

La mejor manera de solucionar los conflictos vecinales es no provocarlos. A veces la mejor manera de hacerlo en sencillamente ser amables, mantener una relación cordial con nuestros compañeros de ascensor o de escalera y todo ello, repercutirá, tarde o temprano, en nuestro beneficio y en el de nuestra comunidad.

Si eres arrendador o arrendatario, o estás buscando casa y te preocupa qué tipo de comunidad puedes encontrar, ven a vernos y te informaremos de todo lo que necesites.